Aljarafe 5 Sentidos

por Fernando García García

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Trajano fue el primer Emperador Romano del Aljarafe

Cabeza de Trajano emperador romano. Itálica

Marco Ulpio Trajano, conocido por la posteridad como el “optimo princeps”, fue el primer emperador nacido fuera de Italia, concretamente en la ciudad hispana de Itálica, en la provincia Bética. Su ascenso al trono imperial en el año 98 d. C. marcó no solo el inicio de uno de los reinados más admirados del Alto Imperio, sino también el momento de máxima expansión territorial de Roma.

Trajano es el paradigma del buen gobernante romano: militar disciplinado, administrador eficaz, político equilibrado y promotor de la cultura clásica. Su capacidad para mantener excelentes relaciones con el Senado, el ejército y el pueblo le aseguró una estabilidad excepcional durante sus casi dos décadas de gobierno. A ello se une una política expansionista que incorporó al Imperio regiones estratégicas como Dacia y Arabia Pétrea, y una activa promoción de infraestructuras, colonias y sistemas sociales como el “alimenta”, destinados a mejorar las condiciones de vida en Italia.

Las fuentes antiguas y modernas, desde Plinio el Joven hasta los grandes historiadores contemporáneos como José María Blázquez, coinciden en considerarlo un modelo de virtudes imperiales. Su imagen de emperador justo, sobrio y cercano contrastó fuertemente con sus predecesores y contribuyó a crear un ideal de príncipe que sería imitado, pero difícilmente superado, en siglos posteriores.

A lo largo de esta biografía recorreremos su vida, sus campañas, su gobierno, su relación con las artes y su legado. Y lo haremos con una mirada basada en los dos estudios más profundos y documentados disponibles en lengua española: el relato literario-histórico de Cristina Teruel y el análisis riguroso y científico de José María Blázquez.

Nacimiento y origen de Trajano

El Emperador Romano Trajano, desde su nacimiento hasta su legado, ha dejado una huella imborrable en la historia de Roma. Nacido Itálica, en el seno de una distinguida familia, su origen hispano y su ascenso al poder marcaron un hito en el Imperio. Sus campañas militares y conquistas, tanto en la frontera oriental como en la Dacia, demostraron su destreza y liderazgo. Sus políticas y reformas, desde obras públicas hasta cambios administrativos y legales, transformaron la ciudad de Roma. Su legado trasciende hasta la actualidad, impactando el Imperio Romano y dejando una influencia duradera en la Edad Antigua y la Edad Media. Desde entonces, Trajano es recordado como un gran líder y gobernante.

Orígenes y Juventud

Lugar de nacimiento y familia

Marco Ulpio Trajano nació el 18 de septiembre del año 53 d. C. en la ciudad de Itálica, situada en la actual Santiponce (Sevilla), dentro de la próspera provincia romana de la Bética. Fue el primer emperador de origen hispano, un hecho que marcaría profundamente la historia del Imperio y serviría como símbolo de la integración de las provincias en la estructura de poder romana.

Pertenecía a la familia de los Ulpii, una gens de origen itálico que se había establecido en Hispania en tiempos de la República. Su padre, Marco Ulpio Trajano el Viejo, había alcanzado el consulado y gozó de un destacado prestigio como militar y político. Esta trayectoria familiar facilitó la carrera de su hijo y le proporcionó desde muy joven un entorno de disciplina, lealtad a Roma y formación militar.

Por parte materna, se vinculaba con la familia de los Márcios, emparentados con los Aelii, lo que conectaba indirectamente a Trajano con su futuro sucesor: el emperador Adriano. Esta red familiar de origen provincial pero profundamente romanizada explica parte del ascenso del joven Trajano en la política imperial.

Formación y primeros años

La educación de Trajano fue la propia de un aristócrata romano: instrucción en latín, griego, oratoria, derecho, filosofía estoica y formación física para la guerra. Desde muy joven fue entrenado en la vida castrense, siguiendo a su padre en campañas y misiones militares por Oriente y Germania. Esa experiencia forjó su carácter sobrio, disciplinado y profundamente pragmático.

A diferencia de otros emperadores, Trajano no destacó por el cultivo de las artes o las letras, sino por su firmeza en la acción, su sentido del deber y su identificación con el ejército. Fue educado en la tradición de los mos maiorum, los valores antiguos de la República romana, que exaltaban la austeridad, la piedad, el respeto a la ley y la entrega al Estado.

Su carrera política comenzó con los pasos tradicionales del cursus honorum: cuestor, tribuno militar, pretor y más tarde cónsul sufecto. Pero su gran proyección llegaría en el ámbito militar, especialmente tras sus servicios bajo el emperador Domiciano, en campañas de Germania.

Ascenso al poder

Carrera militar en Germania y Oriente

La verdadera proyección imperial de Marco Ulpio Trajano comenzó con su destacada participación en campañas militares en la frontera del Rin. Durante el turbulento reinado de Domiciano, Trajano fue enviado a combatir en Germania Superior, donde la presión de los pueblos germánicos requería comandantes eficaces y leales.

Estatua del Emperador Trajano en Roma

Allí demostró sus cualidades como estratega y líder de tropas, ganándose el respeto del ejército por su cercanía a los soldados, su disciplina y su valentía en el campo de batalla. Esta experiencia consolidó su imagen como “hombre del ejército” y lo convirtió en una figura popular entre las legiones, algo que sería decisivo en su futuro ascenso al trono.

En el año 91 d. C., fue nombrado cónsul sufecto, y poco después recibió el gobierno de la Germania Superior. Sus campañas contra los catos le valieron gran prestigio, y reforzaron su fama de militar austero, competente y ajeno al lujo o a la corrupción. Además, su administración fue eficaz, fortaleciendo la seguridad en la frontera del limes.

La adopción imperial

La muerte del emperador Domiciano en el año 96 dejó el trono en manos de un anciano senador, Nerva, cuya autoridad era débil frente al poder militar. Las tensiones con la guardia pretoriana y las legiones pusieron en peligro la estabilidad del régimen. Para apaciguar al ejército y ganar legitimidad, Nerva adoptó a Trajano como hijo y sucesor en octubre del 97, con el apoyo del Senado.

Este gesto fue una jugada política brillante: Nerva aseguraba la sucesión con un general querido por las tropas, y Trajano accedía al poder sin recurrir a la violencia ni al golpe militar. Cuando Nerva murió en enero del año 98, Trajano fue proclamado emperador sin oposición.

Durante un tiempo, mantuvo el gobierno desde las provincias, en Germania, lo que fue interpretado como un signo de respeto hacia el ejército y de continuidad en el mando. Solo más tarde regresó a Roma, donde fue recibido con entusiasmo por el pueblo, el Senado y los soldados.

El ascenso de Trajano fue, por tanto, un modelo de transición pacífica: una adopción legal, un respaldo militar y una consolidación sin conflictos internos. Comenzaba así una nueva etapa en la historia imperial, marcada por la expansión, el orden interno y el fortalecimiento de los ideales clásicos del poder romano.

El Gobierno de Trajano

Política interior y administración

Desde su llegada al trono, Trajano supo equilibrar con maestría el respeto a las instituciones republicanas con el ejercicio del poder imperial. A diferencia de otros emperadores, se mostró respetuoso con el Senado, devolviéndole parte de su prestigio político sin debilitar la autoridad del príncipe.

Su política interior se caracterizó por una administración eficaz, pragmática y con visión de largo plazo. Promovió una gestión cuidadosa de las finanzas públicas, sin recurrir a excesivos impuestos ni a confiscaciones arbitrarias. Su gobierno reforzó el orden en las provincias y procuró que la justicia y la legalidad se aplicaran con rigor en todo el Imperio.

Una de sus prioridades fue la mejora de las infraestructuras: durante su reinado se construyeron o repararon calzadas, puentes, acueductos, puertos, foros y teatros, tanto en Roma como en las provincias. Estas obras no solo tenían un valor práctico, sino también propagandístico: simbolizaban el poder civilizador de Roma y la generosidad del emperador.

Entre sus mayores logros arquitectónicos destaca el imponente Foro de Trajano, diseñado por el arquitecto Apolodoro de Damasco, y considerado una de las grandes maravillas de la arquitectura clásica.

El alimenta y las políticas sociales

Trajano fue también un pionero en políticas sociales dentro del marco del Imperio. Estableció el programa conocido como alimenta, un sistema de ayuda a la infancia pobre de Italia que consistía en préstamos del Estado a terratenientes a cambio de alimentar y educar a niños y niñas necesitados. Esto no solo buscaba aliviar la pobreza, sino también estimular la economía rural y asegurar futuros ciudadanos leales al Imperio.

Promovió también medidas para el reparto de tierras, la asistencia a las ciudades devastadas por terremotos (como Nicomedia y Antioquía) y la mejora de los suministros alimentarios en Roma. Todo esto le valió el aprecio del pueblo y una reputación de emperador justo y generoso.

Estas políticas se encuadran en una visión del poder imperial como garante del bienestar colectivo, no solo de la seguridad militar o del prestigio simbólico. Trajano comprendía que un Imperio fuerte debía sostenerse también en la prosperidad social y en la lealtad de las comunidades provinciales.

Las Grandes Campañas Militares

Las guerras dacias

Una de las más célebres y decisivas acciones del emperador Trajano fueron las guerras contra Dacia, un reino situado al norte del Danubio (en la actual Rumanía), gobernado por el rey Decébalo. Aunque Domiciano había intentado someterlo sin éxito, Trajano consideró que la amenaza dacia era incompatible con la estabilidad del limes danubiano y decidió actuar con determinación.

  • Primera guerra dacia (101–102 d. C.): Trajano cruzó el Danubio y dirigió una campaña cuidadosamente planificada. A pesar de la fuerte resistencia de Decébalo, logró imponerse y firmar una paz favorable, aunque no definitiva.
  • Segunda guerra dacia (105–106 d. C.): Ante los incumplimientos del rey dacio, Trajano regresó con un ejército aún mayor. Esta vez, sitió y tomó la capital, Sarmizegetusa, provocando el suicidio de Decébalo y la completa anexión del reino.

La conquista de Dacia no solo fue una victoria militar, sino también económica: el control de sus ricas minas de oro revitalizó las finanzas del Imperio. Trajano fundó allí colonias romanas y promovió la romanización de la región, convirtiéndola en una provincia estratégica.

En honor a esta hazaña, ordenó construir la famosa Columna de Trajano en su foro, una obra maestra del arte romano que narra en espiral, con altorrelieves, toda la campaña dacia. Es una de las fuentes iconográficas más valiosas de la historia militar antigua.

La campaña en Oriente

En los últimos años de su vida, Trajano emprendió la que sería su campaña más ambiciosa y polémica: la expansión del Imperio hacia Oriente contra el poderoso Imperio parto.

  • En 114 d. C., Trajano inició la ofensiva, primero en Armenia, donde depuso al rey títere de los partos y la convirtió en provincia romana. Luego avanzó hacia Mesopotamia, tomando ciudades clave como Seleucia, Ctesifonte y alcanzando el Golfo Pérsico.
  • Este avance fue un éxito espectacular desde el punto de vista militar y geográfico: por primera vez en la historia, las legiones romanas pisaban la desembocadura del Tigris y el Éufrates. Sin embargo, pronto surgieron rebeliones locales, dificultades logísticas y problemas de abastecimiento.
  • La campaña reveló los límites de la expansión romana: aunque Trajano logró grandes conquistas, no pudo consolidarlas. Su estado de salud se deterioró durante el viaje de regreso, y varias provincias tuvieron que ser abandonadas por su sucesor, Adriano.

Aun así, la expedición oriental fue vista como una culminación del ideal imperial romano: el emperador como conquistador del mundo. Y aunque sus logros fueron efímeros en términos territoriales, reforzaron su fama como líder enérgico, audaz y decidido a expandir los límites de Roma.

Trajano y la Cultura Romana

Relación con la élite cultural y los filósofos

Aunque Trajano no destacó personalmente por sus dotes intelectuales o literarias, sí mantuvo una relación de respeto y cercanía con la élite cultural de su tiempo. Uno de los testimonios más relevantes es su amistad con Plinio el Joven, quien le dedicó su célebre Panegírico, una obra que mezcla alabanza retórica con visión política del ideal de emperador.

Trajano protegió a filósofos estoicos y a juristas, y fue considerado por autores posteriores como un modelo de príncipe sabio, justo y prudente, en la línea del ideal estoico del “rey-filósofo”. A diferencia de emperadores anteriores como Domiciano, no persiguió a los intelectuales ni impuso censura a la expresión filosófica o jurídica.

El equilibrio entre tradición y razón, entre poder y ley, fue una de las marcas culturales de su gobierno, y contribuyó a que su imagen fuera admirada en el entorno senatorial y académico.

Arquitectura y arte bajo su reinado

Uno de los legados más visibles y duraderos de Trajano es el impulso monumental que dio a la arquitectura romana. Bajo la dirección del arquitecto Apolodoro de Damasco, se ejecutaron algunas de las obras más grandiosas del urbanismo imperial:

  • El Foro de Trajano, el más grande de los foros imperiales, incluía una plaza monumental, la Columna de Trajano, la Basílica Ulpia y dos bibliotecas (una latina y otra griega).
  • La construcción de un puente sobre el Danubio, que facilitó las campañas en Dacia, fue también obra de Apolodoro.
  • En muchas provincias se promovieron termas, teatros, templos y vías públicas, reflejo del poder y de la generosidad del emperador.

Estas construcciones no solo eran útiles desde el punto de vista práctico, sino que también formaban parte de una estrategia de imagen y propaganda, que presentaba a Trajano como el restaurador de Roma y benefactor del pueblo.

Imagen imperial y propaganda

La figura de Trajano fue cuidadosamente moldeada en la iconografía oficial: monedas, estatuas, relieves y monumentos lo mostraban como un emperador enérgico, victorioso y justo. Su retrato se caracteriza por la sobriedad, la expresión severa pero serena, y la vestimenta militar o togada según el contexto.

La Columna de Trajano es el mejor ejemplo de esta propaganda visual: en ella aparece como general clemente, devoto de los dioses, planificador logístico y símbolo de la superioridad de la civilización romana sobre los pueblos bárbaros.

El uso de la cultura visual fue esencial en la construcción del mito del optimus princeps, una figura que combinaba la eficacia militar con la piedad cívica y el respeto por la tradición.

La Muerte de Trajano y su Sucesión

Circunstancias de su muerte en Selinus (Cilicia)

Tras concluir la campaña oriental y constatar la dificultad de consolidar las conquistas en Mesopotamia, Trajano emprendió el viaje de regreso hacia Roma. Sin embargo, su salud, deteriorada por la edad y las penalidades de la guerra, empeoró rápidamente durante el trayecto. En el año 117 d. C., se detuvo en la ciudad de Selinus, en la costa de Cilicia (Asia Menor), donde falleció el 8 de agosto.

Su muerte fue tranquila, rodeado de sus colaboradores más cercanos, y generó un enorme impacto tanto en el ejército como en el Senado y en las provincias. El cuerpo fue trasladado a Roma, donde fue incinerado y sus cenizas depositadas solemnemente en la base de la Columna de Trajano, en el corazón del foro que él mismo había mandado construir. Un gesto simbólico que reforzaba su vínculo eterno con la ciudad y con el pueblo romano.

La cuestión de su adopción por Adriano

Uno de los aspectos más debatidos de la sucesión de Trajano es la forma en que su primo y protegido, Publio Elio Adriano, fue adoptado. Aunque había demostrado lealtad y capacidad durante las guerras dacias y contaba con apoyo senatorial y militar, no hay evidencia concluyente de que Trajano lo hubiera adoptado en vida.

Algunas fuentes sugieren que la adopción se produjo en su lecho de muerte, mientras otras insinúan que fue Plotina, esposa de Trajano, quien promovió o incluso falsificó el acto de adopción. Sea como fuere, Adriano fue proclamado emperador de forma pacífica, gracias al prestigio de su antecesor y al respaldo del ejército.

Este traspaso de poder, aunque rodeado de cierta ambigüedad, supuso la continuidad de una línea imperial hispánica y senatorial, que consolidó el modelo de emperador ilustrado iniciado por Trajano.

Deificación y memoria oficial

Tras su muerte, el Senado deificó a Trajano, honrándolo con el título de Divus Traianus. Fue uno de los pocos emperadores cuya memoria no fue jamás condenada ni discutida por sus sucesores. Al contrario: incluso los cristianos, siglos después, lo recordaban como un gobernante justo y humano.

En el protocolo imperial, al ser entronizado un nuevo emperador, el Senado solía desearle que fuese «más afortunado que Augusto y mejor que Trajano» (felicior Augusto, melior Traiano), lo cual demuestra hasta qué punto fue visto como el arquetipo del emperador ideal.

El Legado de Trajano

El Optimus Princeps y la imagen ideal del emperador

Pocas figuras en la historia de Roma han alcanzado la categoría simbólica que logró Trajano. Ya en vida fue apodado “Optimus Princeps” (el mejor de los príncipes), un título que el Senado le concedió en reconocimiento a su equilibrio entre poder, justicia y virtud.

Su reinado se convirtió en el modelo ideal del gobierno imperial: militarmente fuerte, administrativamente eficaz, socialmente justo y culturalmente activo. Su ejemplo sería citado como referencia por emperadores posteriores y por autores tanto paganos como cristianos.

Influencia en la política y cultura posterior

Trajano estableció un precedente político en el modo de relacionarse con el Senado y el ejército. Reforzó la idea de que el emperador debía gobernar con el consentimiento del pueblo y de las élites, sin recurrir al terror ni al despotismo. Esta imagen contrastó vivamente con la de emperadores anteriores como Nerón o Domiciano.

En el plano jurídico y administrativo, su gobierno perfeccionó las relaciones entre Roma y las provincias, estableciendo mecanismos de control y asistencia que influirían en la estructura imperial durante siglos.

Desde el punto de vista cultural, las obras arquitectónicas impulsadas bajo su mandato fueron modelos imitables en Oriente y Occidente, y sus campañas quedaron como símbolos del ideal de expansión imperial.

Incluso en la Edad Media, el emperador Trajano fue citado en textos cristianos y leyendas hagiográficas como ejemplo de justicia pagana. Se decía que el papa Gregorio I logró que su alma fuera rescatada del infierno gracias a su rectitud.

Trajano en la historiografía moderna

La figura de Trajano ha sido estudiada con atención por la historiografía contemporánea. Autores como José María Blázquez destacan su sentido pragmático, su concepción del poder como servicio público y su capacidad para adaptar la tradición romana a las necesidades de un Imperio global.

Por otro lado, historiadoras como Cristina Teruel han profundizado en la dimensión hispánica de su figura, mostrando cómo su ascenso desde una ciudad provincial como Itálica demuestra el grado de integración cultural, política y social que alcanzó el Imperio en el siglo II.

En conjunto, Trajano representa un punto de inflexión: la culminación del modelo imperial iniciado por Augusto, y el inicio de una línea sucesoria marcada por la racionalidad, la filantropía y el ideal clásico, que se prolongaría con Adriano, Antonino Pío y Marco Aurelio.

La vida y el reinado de Marco Ulpio Trajano constituyen una de las cimas indiscutibles de la historia del Imperio romano. Su ascenso desde una ciudad provincial de Hispania hasta convertirse en emperador del mundo romano simboliza la apertura del poder imperial a las provincias, consolidando el principio de integración dentro de la diversidad cultural del Imperio.

Trajano encarnó como pocos el ideal del gobernante romano perfecto: fuerte pero justo, ambicioso pero equilibrado, austero en su vida personal pero generoso con su pueblo. Supo armonizar los tres pilares del poder romano —Senado, ejército y pueblo— sin caer en el autoritarismo ni en la debilidad.

Sus campañas militares ampliaron las fronteras de Roma al máximo de su historia, y sus reformas internas fortalecieron la cohesión social, la administración provincial y la infraestructura imperial. Como constructor, legislador y estratega, dejó una huella tangible que perdura en los vestigios arqueológicos y en la memoria histórica.

La admiración que despertó en su tiempo fue tal que emperadores posteriores desearon ser “mejor que Trajano”, y su legado fue recogido no solo por cronistas paganos, sino incluso por la tradición cristiana, que lo reconoció como justo entre los paganos.

Hoy, más de mil novecientos años después, su nombre resuena en los foros, columnas, puentes, monedas y textos que aún testimonian la grandeza de su tiempo. Y su figura permanece viva como símbolo de una Roma en su máxima expresión: Roma bajo Trajano, la Roma del optimus princeps.

10 hechos intrigantes y fascinantes de Trajano

  1. Trajano fue el primer emperador romano nacido fuera de Italia. El lugar de nacimiento de Trajano en Itálica marcó un cambio significativo con respecto a la tradición de los 12 emperadores romanos anteriores, todos los cuales habían nacido en Italia. Su herencia española lo diferenciaba de sus predecesores y su ascenso al poder marcó un punto de inflexión en la historia romana.
  2. Trajano pudo haber sido gay. Las actitudes hacia la homosexualidad en la antigua Roma eran muy diferentes de la comprensión moderna de la sexualidad y el género. Mientras que la definición moderna de homosexualidad se basa en la atracción sexual hacia el mismo sexo, los romanos antiguos tenían una comprensión mucho más fluida de la sexualidad. Sin embargo su falta de hijos ha llevado a algunos historiadores a dar crédito a esta teoría.
  3. Trajano a la altura de Alejandro Magno como conquistador. expandió famosamente su imperio por Asia y el subcontinente indio.
  4. Trajan tuvo la tutela de Adriano, su sobrino, a quien adoptó y crió como su heredero. Después de la muerte de su primo, Trajano y su esposa Pompeia Plotina acogieron al joven Adriano y su hermana Paulina. Con el tiempo, Adriano demostró ser un político y líder militar talentoso, ganándose el respeto y la admiración de Trajano.
  5. Su esposa pudo haber ocultado su cuerpo después de su muerte. La muerte de Trajano en el año 117 d.C. marcó el final de uno de los gobiernos más exitosos de Roma. Cuando enfermó, el emperador estaba en el Este, supervisando campañas militares y expandiendo las fronteras del Imperio Romano. A pesar de su deterioro de salud, Trajano quiso regresar a Roma, pero falleció antes de llegar a la ciudad.
  6. El puente que encargó sobre el Danubio fue el más largo construido durante 1000 años. El puente de Trajano, también conocido como el Puente de Apolonio, se considera una de las mayores hazañas de ingeniería del mundo antiguo. Construido en el año 105 d.C., el puente cruzaba el río Danubio inferior y ayudó a facilitar el traslado de tropas romanas a Dacia para la Segunda Guerra Dacia.
  7. El Imperio Parto regaló al Emperador Trajano un caballo que podía Inclinarse. Durante la campaña de Trajano en el Este, los enviados partos intentaron repetidamente hacer la paz con el emperador romano. Uno de sus ofrecimientos de paz fue un caballo altamente entrenado que podía inclinarse ante su amo.
  8. Sus cenizas están enterradas debajo de la Columna de Trajano. La columna no solo era una pieza conmemorativa, sino también una tumba. Se dice que las cenizas de Trajano fueron colocadas en una urna dorada en la parte superior de la columna. La urna estaba ubicada en una cámara accesible por una escalera en espiral. El Senado Romano votó para enterrar al emperador bajo su columna, rompiendo los estándares de entierro tradicionales romanos. Esta decisión es un testimonio de lo altamente considerado que era Trajano en Roma y destaca su contribución al Imperio Romano. La columna una vez estuvo pintada de colores brillantes, pero los colores se han desvanecido desde hace mucho tiempo. Sin embargo, las intrincadas tallas y detalles todavía son impresionantes, y la columna sigue siendo una de las atracciones turísticas más populares de Roma.
  9. El Imperio Romano estaba en su apogeo bajo el Emperador Trajano. Las conquistas de Trajano llevaron al Imperio Romano a su máxima extensión territorial, alcanzando su tamaño máximo bajo su mandato. La captura de Dacia fue particularmente significativa, ya que aportó valiosas minas de oro a la economía romana. La conquista de Partia también fue un logro importante, aunque no fue una adquisición permanente, ya que le dio a los romanos el control sobre Mesopotamia. Esta región había sido un problema constante para ellos durante siglos.
  10. Amado por el Senado Romano, que le otorgó el nombre «Optimus Princeps», que se traduce como «Mejor Gobernante». Un tributo apropiado, ya que Trajano también aparece en nuestra lista de Los más grandes emperadores romanos de todos los tiempos.

Aunque la figura de Trajano suele asociarse a la grandeza del Imperio romano, su vínculo con la tierra que lo vio nacer se manifiesta en espacios que hoy siguen contando historias. Un ejemplo clave es el conjunto arqueológico de Itálica, en Santiponce, donde se conservan vestigios del esplendor romano que marcaron no solo a Hispania, sino a toda la historia universal.

Explorar este legado permite descubrir cómo el Aljarafe ha sabido conservar su patrimonio. Las canteras romanas de Gerena, por ejemplo, nos hablan del esfuerzo titánico que suponía la construcción de ciudades como Itálica. A pocos kilómetros, monumentos como el Monasterio de San Isidoro del Campo nos recuerdan cómo la historia antigua se entrelaza con la medieval en un mismo territorio lleno de contrastes y continuidad.

Además, quienes sientan curiosidad por el linaje imperial pueden profundizar en la vida de su sucesor y compatriota visitando el artículo dedicado a Adriano, emperador romano, otro sevillano ilustre cuya huella dejó una impronta igualmente poderosa tanto en la arquitectura como en la política del imperio.

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