
En el corazón del Aljarafe sevillano, una región rica en historia y tradiciones, emerge con fuerza la figura del Condado de Olivares. Este enclave no solo jugó un papel destacado en la configuración política y social de la comarca durante la Edad Moderna, sino que también dejó una profunda huella en el patrimonio artístico y religioso de la provincia de Sevilla. A través de este artículo exploraremos la consolidación del poder señorial, la vida eclesiástica, el desarrollo arquitectónico y las claves que convierten a Olivares en un referente cultural del Barroco andaluz.
El origen del señorío: la construcción de un poder territorial
Durante el siglo XVII, bajo el liderazgo de Gaspar de Guzmán y Pimentel, III conde de Olivares y posteriormente conde-duque, se consolidó uno de los proyectos políticos más ambiciosos de la nobleza andaluza: la formación de un Estado señorial en el Aljarafe. Mediante la adquisición de villas como Sanlúcar la Mayor, Salteras, Tomares, Coria, Bollullos o Camas, entre otras, el conde-duque logró dominar más del 55% del territorio comarcal.
Esta expansión territorial no solo reforzó su poder político y económico, sino que también le permitió proyectar una imagen de grandeza dinástica en sintonía con su papel como valido de Felipe IV. La compra de Salteras, aunque conflictiva y demorada, refleja las tensiones entre poder simbólico y realidades económicas de la época.
La Colegiata y la proyección religiosa del condado
Uno de los pilares del poder de los condes de Olivares fue su fuerte vinculación con la Iglesia. La creación de la Colegiata de Nuestra Señora de las Nieves fue un proyecto personal del conde-duque y de su madre, la segunda condesa María Pimentel y Fonseca. Este templo no solo funcionó como centro espiritual del señorío, sino también como emblema de su magnificencia.

La institución de una abadía vinculada al linaje de los Guzmán fue otro de los elementos claves en la configuración del condado. Juan Bautista Navarro, tercer abad de Olivares, fue una figura central en la defensa de las prerrogativas eclesiásticas frente al arzobispado hispalense. Su residencia habitual en el Alcázar de Sevilla demostraba la importancia política del cargo.
Un catastro revelador: la economía del señorío
El Catastro de Ensenada de 1749 proporciona una imagen precisa de la economía de Olivares en el siglo XVIII. La documentación indica un predominio de tierras de calidad media y baja, con estructuras de explotación basadas en el cereal y el olivar, y una población sujeta a los dictados del señor jurisdiccional.
A pesar del dominio feudal, Olivares contaba con cierta organización urbana y una vida social articulada en torno a sus instituciones religiosas y productivas. El conde seguía ejerciendo sus derechos señoriales sin pagar tributos al Estado, reflejando la pervivencia del antiguo régimen en pleno siglo XVIII.
Arte barroco e iconografía: el legado estético de Olivares
Uno de los aspectos más deslumbrantes del Condado de Olivares es su patrimonio artístico barroco. La colección de relicarios traídos de Roma por María Pimentel, la escultura de Santa Ana atribuida a Francisco Antonio Gijón y obras del círculo de Pedro Roldán revelan una sensibilidad estética de primer orden.

La iconografía religiosa, la decoración arquitectónica de la Colegiata y el uso del arte como forma de catequesis visual colocan a Olivares en el mapa del arte sacro andaluz. Cada pieza barroca refleja una estrategia de afirmación identitaria y devoción dinástica.
Un legado vivo en la historia de Sevilla
Hoy, Olivares sigue siendo un referente del patrimonio histórico-artístico andaluz. Sus calles, iglesias y archivos narran una historia de poder, fe y arte que merece ser conocida y valorada. Revivir su legado es también una forma de fortalecer la identidad cultural del Aljarafe y fomentar un turismo sostenible basado en el conocimiento y el respeto por nuestras raíces.
Este artículo es solo el principio de un recorrido que invita al lector a profundizar en la historia local como una fuente inagotable de saber y de inspiración para las generaciones futuras.
Si decides explorar Olivares más allá de su rico legado histórico, no te pierdas la oportunidad de conocer otras joyas del entorno como el Palacio del Conde-Duque de Olivares, una visita imprescindible para entender la dimensión política y cultural de este personaje clave del Siglo de Oro. Además, para los amantes del arte sacro y la arquitectura, la ruta Olivares Barroco ofrece un recorrido fascinante por sus templos y reliquias, que en muchos casos siguen siendo centros vivos de devoción y cultura.
Un paseo por El Condado no estaría completo sin conectar con otras rutas temáticas que enriquecen la experiencia del viajero. Por ejemplo, si te interesa el vínculo entre historia y espiritualidad, la Ruta de los Conventos de Sevilla permite entender el papel que jugaron estas instituciones en la configuración del territorio y su gente. En esa línea, no muy lejos, el Monasterio San Isidoro del Campo guarda secretos que marcaron la historia religiosa de Andalucía y merece un desvío.
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