El Conde Duque de Olivares y su legado en el Aljarafe sevillano

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Poder, fe y barroco en el corazón de Sevilla

Descubre el papel clave del Conde Duque de Olivares en el desarrollo político, económico y artístico del Aljarafe sevillano durante el Barroco. Un recorrido por su legado, las villas que adquirió y su influencia en la historia de Sevilla

En el corazón del siglo XVII, España vivía una etapa de profundas transformaciones políticas, religiosas y culturales. En este contexto de tensiones y esplendor, destaca una figura clave: Gaspar de Guzmán, Conde Duque de Olivares. Valido del rey Felipe IV, su influencia trascendió la corte para dejar una huella profunda en la comarca del Aljarafe sevillano, donde su visión de poder se tradujo en una estrategia territorial y patrimonial que hoy aún se percibe.

Este artículo explora cómo Olivares consolidó su dominio en esta región, su influencia en la cultura barroca y el legado histórico-artístico que ha perdurado en el tiempo.

El aprendizaje político de un valido

El Conde Duque de Olivares no fue un político improvisado. Su formación se nutrió de ideas tanto cristianas como pragmáticas. Su mentor intelectual, Francisco de Quevedo, le dedicó la obra Política de Dios y Gobierno de Cristo, un tratado en contraposición al maquiavelismo de El Príncipe. Mientras Maquiavelo proponía la astucia y la fuerza como instrumentos del poder, Olivares, influido por la Contrarreforma, apostó por una gobernanza que equilibrara moral cristiana y eficacia política.

Descubre el papel clave del Conde Duque de Olivares en el desarrollo político, económico y artístico del Aljarafe sevillano durante el Barroco. Un recorrido por su legado, las villas que adquirió y su influencia en la historia de Sevilla

Este enfoque lo llevaría a implementar una política de reformas, centralización y austeridad, intentando fortalecer la monarquía hispánica sin desintegrar sus estructuras señoriales.

La liberalidad regia y el control del poder

Uno de los pilares del gobierno de Olivares fue la llamada «liberalidad regia». Esta política consistía en otorgar mercedes (títulos, encomiendas, tierras) de forma controlada, en contraste con el derroche del reinado de Felipe III. Sin embargo, la práctica política lo obligó a recurrir, en muchas ocasiones, a las redes clientelares para mantener el control y la lealtad de la nobleza.

En este contexto, el Consejo de Indias fue una herramienta clave. Olivares intervino en la concesión de mercedes coloniales para recompensar servicios y asegurar fidelidades, consolidando así su poder dentro y fuera de la península.

El Aljarafe sevillano: una estrategia territorial

A partir de 1623, el Conde Duque de Olivares inició una campaña de adquisición de villas en el Aljarafe, con el objetivo de formar un señorío propio. Esta estrategia respondió tanto a intereses personales como a la necesidad de reforzar su poder territorial. Las villas adquiridas incluyeron Sanlúcar la Mayor, Castilleja de la Cuesta, Coria del Río, Tomares, San Juan de Aznalfarache, entre otras.

En 1641, se propuso la compra de la villa de Salteras. Aunque esta operación no se completó durante su vida —ya que cayó en desgracia en 1643—, su sobrino Luis Méndez de Haro concretaría la compra años después. Este movimiento reforzó la presencia de la familia Guzmán en la comarca, conformando uno de los señoríos más importantes de Andalucía occidental.

El impacto económico del señorío de Olivares

Los documentos del Catastro de Ensenada permiten conocer en detalle la estructura económica del señorío del Conde Duque en el siglo XVIII. Las tierras, aunque en su mayoría de baja productividad, estaban distribuidas estratégicamente en varios municipios del Aljarafe.

Esta concentración territorial generaba ingresos a través de arrendamientos, derechos jurisdiccionales y diezmos, consolidando una base económica sólida que sustentaba el poder nobiliario de los Guzmán.

Herencia cultural y artística del Barroco

Descubre el papel clave del Conde Duque de Olivares en el desarrollo político, económico y artístico del Aljarafe sevillano durante el Barroco. Un recorrido por su legado, las villas que adquirió y su influencia en la historia de Sevilla

Además de su faceta política, Olivares fue un mecenas del arte barroco. Su vinculación con la iglesia de Olivares, la parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, y otras fundaciones religiosas dejó un legado patrimonial de gran valor. También impulsó la contratación de artistas y arquitectos para embellecer los templos de la región.

Este impulso artístico se manifiesta hoy en la riqueza patrimonial de lugares como la Colegiata de Olivares, que conserva un espléndido retablo mayor, así como en esculturas e iconografías religiosas de la época que se distribuyen por todo el Aljarafe.

Itinerario cultural: Tras las huellas del Conde Duque

Para los amantes de la historia y el turismo cultural, el legado del Conde Duque de Olivares ofrece una excelente oportunidad para descubrir el Aljarafe sevillano:

  • Olivares: visita obligada a la Colegiata y al Palacio Condal.
  • Sanlúcar la Mayor: iglesia de Santa María y entorno urbano barroco.
  • Castilleja de la Cuesta: retablos e iconografía barroca.
  • Salteras: historia de su venta y patrimonio religioso.

Cada uno de estos destinos permite comprender mejor la influencia del Conde Duque en el territorio.

FAQ: Preguntas frecuentes

¿Quién fue el Conde Duque de Olivares?
Fue el valido de Felipe IV y una de las figuras más influyentes de la política española del siglo XVII.

¿Qué relación tuvo con el Aljarafe?
Adquirió numerosas villas en la comarca para formar un señorío que consolidara su poder territorial.

¿Qué huella dejó en el patrimonio?
Su mecenazgo impulsó el arte barroco religioso en la región, especialmente en Olivares y Sanlúcar la Mayor.

¿Dónde se pueden ver sus aportes hoy?
En la Colegiata de Olivares, retablos, iglesias y archivos históricos del Aljarafe.

Un legado vivo en la historia sevillana

El Conde Duque de Olivares fue mucho más que un ministro ambicioso. Su visión política, su capacidad para consolidar poder y su apuesta por el arte y la religiosidad barroca, marcaron profundamente al Aljarafe sevillano. Hoy, sus huellas no solo se leen en los documentos históricos, sino que se caminan en sus pueblos, se observan en sus iglesias y se sienten en la identidad cultural de toda una comarca.

Explorar este legado es reencontrarse con una etapa clave de nuestra historia, donde el poder y la fe se tejieron en piedra, oro y memoria viva.

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