Aljarafe 5 Sentidos

por Fernando García García

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La Ruta Hasekura: Un Viaje Histórico entre Japón y el Aljarafe

La Ruta Hasekura, también conocida como la ruta que emprendió la Embajada Keichō a Europa (1613-1620), es un episodio histórico fascinante. Esta misión diplomática, liderada por Hasekura Rokuemon Tsunenaga, fue un intento de establecer relaciones entre el Japón feudal y la España del siglo XVII, así como con la Santa Sede en Roma.

El Origen de la Misión

En el año 1610 en la Corte del shogun en Yedo, un fraile llamado fray Luis Sotelo conoció a Daté Masamune, uno de los señores feudales más importantes del norte de Japón, a quien consiguió convertir al cristianismo. La influencia del fraile franciscano fue tan grande que convenció a Masamune de la necesidad de organizar una expedición desde Japón hacia España, para visitar al rey Felipe III y al papa Paulo V.

rey felipe III hasekura papa pablo v

La misión tenía la misión de abrir relaciones comerciales y diplomáticas con México y España, así como solicitar nuevos misioneros para Japón. El viaje se realizó a bordo del galeón San Juan Bautista e incluiría una parada en Sevilla, la ciudad natal de fray Luis y el único puerto de comunicación entre América y España. Fray Luis Sotelo y el samurai Hasekura Rokuemon Tsunegaga lideraron esta famosa expedición que duró siete años (1613-1620). Fue un acontecimiento importante en los contactos entre Japón y Occidente, y se conoce como la Misión Keichō.

El viaje de la Embajada Keichō de Hasekura

Permíteme llevarte en un viaje a través del tiempo y el espacio, a la época de los samuráis y las grandes expediciones, en el escenario del pintoresco Aljarafe sevillano. Hace siglos, el samurái Hasekura al frente de la Embajada Keichō cruzó mares y montañas para llegar a las tierras de Coria del Río y Espartinas. Su visita dejó una huella imborrable en el Aljarafe. Hoy, nos embarcamos en un viaje en el tiempo, navegando por las mismas aguas que ellos surcaron en el siglo XVII, reviviendo su experiencia y explorando los lugares que marcaron para siempre.

hasekura tsunenaga

En 1613, el valiente samurái Hasekura Rokuemon Tsunenaga emprendió un viaje desde Sendai en Japón por el Pacífico hasta el Virreinato de Nueva España en la actual México, impulsado por intereses comerciales. Pero su viaje no terminó allí, se embarcó nuevamente por el Atlántico y llegó a Sanlúcar de Barrameda en 1614. Desde allí remontó el Guadalquivir hasta llegar a Coria, la antesala de Sevilla.

En España se reunió con el rey Felipe III y presentó una propuesta para establecer relaciones comerciales y una misión cristiana en Japón. Durante su estancia en España, Hasekura se convirtió al cristianismo y fue bautizado como Felipe Francisco Faxecura. La misión continuó hasta Roma, donde fue recibido por el Papa Paulo V.

El Legado de la Ruta Hasekura

Aunque la misión no logró establecer relaciones comerciales duraderas debido a la política de aislamiento adoptada por el shogunato Tokugawa en Japón, la Ruta Hasekura dejó un legado duradero. Hasekura es recordado como el primer japonés en visitar España y el Vaticano, y su viaje marcó un hito en las relaciones entre Japón y Europa.

La Ruta Hasekura es un testimonio de la temprana globalización y un recordatorio de la larga historia de intercambio cultural entre Oriente y Occidente. Aunque la misión no logró todos sus objetivos, la audacia y la visión de Hasekura y Date Masamune siguen siendo una fuente de inspiración.

La Ruta Hasekura en el Aljarafe, entre Coria del Río y Espartinas

Coria del Río, antesala de Sevilla

Coria del Río es una ciudad bañada por el Guadalquivir, un río que ha moldeado su estructura y marcado su evolución. Viejas barcas de pescadores, una barcaza que cruza las dos orillas y lo más inusual, un ballenero mercante en el único río navegable de España.

Siguiendo las huellas de la Embajada Keichō, nos adentramos en el casco histórico. Al final de los 33 escalones de la calle de San Juan se encuentra la Ermita del cerro o de la Veracruz del siglo XIII, que conserva el encanto del gótico mudéjar. Desde aquí tenemos una vista panorámica impresionante de Coria del Río.

La Iglesia Santa María de la Estrella de Coria del Río

La próxima parada de esta ruta es la iglesia de Santa María de la Estrella, declarada Bien de Interés Cultural. En su interior, entre los antiguos archivos bautismales, descubrimos a la primera persona con el apellido «Japón». Este apellido es el legado más palpable de la Embajada Keichō en Coria del Río. Hoy en día, más de 600 personas llevan con orgullo este apellido, un eco de un pasado lejano que aún resuena en el presente.

Coria del Río Hasekura
Tsunenaga

Seguimos los pasos del samurái y su embajada y nos dirigimos al Parque Carlos de Mesa lleno de árboles de cerezo, símbolos emblemáticos de Japón que han sido plantados en honor a esta conexión histórica. En el centro del parque encontramos una de las cinco estatuas del samurái Hasekura Tsunenaga, que existen en el mundo. Las otras se encuentran en lugares tan distantes como Acapulco, La Habana, Sendai y Roma.

El caviar coriano, el mejor caviar de Europa

Las aguas del río Guadalquivir han sido generosas con Coria del Río, brindando una gran variedad de peces que han dado forma a la cocina local. Lo más curioso es que en los años 30 existió en Coria hubo una piscifactoría local que producía el mejor caviar de Europa a partir de las huevas de esturión, hoy en su lugar se levanta el Restaurante «El Esturión», un sitio perfecto para reponer fuerzas.

La Vereda de la Carne, de Coria del Río a Espartinas

Proseguimos el recorrido por la Vereda de la Carne, de aproximadamente 10,6 kilómetros de longitud que se puede hacer a pie o en bicicleta, con una dificultad baja y que se puede realizar en 2 horas y 40 minutos aproximadamente solo en la ida.

La ruta sigue el curso de un afluente del río Guadalquivir llamado Río Pudio, conocida como la «Vereda de la Carne» que fue en sus orígenes un camino utilizado para el paso del ganado y también fue vía comercial entre Coria y el Aljarafe interior. La ruta fue utilizada por la delegación japonesa encabezada por Hasekura para llegar a su siguiente destino, Espartinas.

Espartinas y el Samurái Hasekura

En Espartinas, se destaca la iglesia de la Asunción en el centro del pueblo y el santuario del Loreto en las afueras, rodeado de olivares. El santuario cuenta con una iglesia que alberga un retablo del siglo XVII con la imagen de Nuestra Señora del Loreto, patrona del municipio. En el santuario se encuentra un convento declarado Bien de Interés Cultural, con una torre defensiva medieval del siglo XIII llamada torre mocha, donde se alojó la delegación japonesa. Esta torre es similar a la Torre de San Antonio en Olivares o la Torre Mocha de Albaida del Aljarafe.

Después de ser restaurada, algunas partes del convento del Loreto se transformaron en una hospedería con habitaciones sencillas y austera estética, ofreciendo un lugar tranquilo para aquellos que buscan un retiro. Junto al monasterio y sus viñedos, se encuentra una hacienda de arquitectura rural sevillana típica, donde podemos visitar su bodega, ejemplo de la tradición vinícola del Aljarafe desde la época romana, con barricas de roble que conservan vinos que fueron probados por Hasekura y sus acompañantes hace 400 años.

ESPARTINAS Hacienda San Luis de Mejina

A lo largo de la ruta, se pueden observar numerosas haciendas que reflejan la idiosincrasia del Aljarafe. La Hacienda San Luis de Mejina en Espartinas fue la última parada de la ruta Hasekura antes de llegar a Sevilla. La Hacienda San Luis de Mejina fue escogida por el séquito de Hasekura, ya que era propiedad de la familia de Fray Luis de Sotelo. En la hacienda se conservan dos molinos antiguos, utilizados en aquel tiempo para la producción de aceite de oliva.

La expedición japonesa convivió en la zona durante más de un año antes de regresar a Asia, y algunos de sus miembros decidieron quedarse en la comarca debido a su encanto, en lugar de emprender el viaje de regreso. La Ruta Hasekura nos sumerge en un fascinante capítulo de la historia de Coria del Río y Espartinas. Estos acontecimientos dejaron una huella profunda y visible en ambos municipios, representando un abrazo duradero entre dos pueblos, dos culturas y dos países.

Recorrer la Ruta Hasekura no solo invita a descubrir un insólito vínculo entre Japón y Andalucía, también abre la puerta a otros episodios históricos fascinantes del Aljarafe. Por ejemplo, la cercana Ruta del Conde-Duque de Olivares permite explorar la figura de un personaje clave en la historia de España y su huella en la comarca, sumando así capas de significado al paseo cultural por la ribera del Guadalquivir.

Si te interesa seguir profundizando en las conexiones entre Oriente y Occidente o en los caminos que moldearon nuestro territorio, el Monasterio de San Isidoro del Campo ofrece otro punto de parada imprescindible. Este enclave no solo es relevante por su arquitectura y espiritualidad, sino también por su papel en la historia religiosa y literaria de España, donde el mestizaje de ideas y culturas ha sido una constante.

Y para quienes buscan maridar historia con sabores locales, puede resultar muy sugerente una visita a las bodegas del Aljarafe, donde el legado vinícola se remonta siglos atrás. Esta experiencia sensorial complementa la reflexión histórica con un brindis al presente, ideal tras recorrer la senda del samurái que dejó su huella en Coria del Río.

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