Un viaje al corazón del legado romano en Andalucía

Situada en las afueras de la histórica ciudad de Carmona, a escasos 30 kilómetros de Sevilla, la necrópolis romana de Carmona es uno de los yacimientos funerarios más relevantes de la Hispania romana. Descubierta a finales del siglo XIX, esta ciudad de los muertos ofrece un testimonio fascinante sobre la vida, la muerte y las creencias de los antiguos romanos.
En este artículo te proponemos un recorrido completo por este enclave patrimonial, abordando su historia, tipologías de tumbas, hallazgos más destacados y su valor turístico y cultural actual. Descubriremos por qué Carmona fue un núcleo tan relevante en la Bética romana y cómo su legado perdura hasta nuestros días.
Historia y contexto de la necrópolis de Carmona
La necrópolis romana de Carmona data principalmente del siglo I d.C., aunque se han hallado evidencias de uso prolongado hasta el siglo IV. Su ubicación, a la entrada occidental de la ciudad, seguía la costumbre romana de ubicar los enterramientos fuera del recinto urbano. Esta práctica no solo obedecía a razones sanitarias, sino también religiosas, marcando la separación entre el mundo de los vivos y el de los muertos.
Carmo, como era conocida en época romana, fue una ciudad próspera, dotada de foro, anfiteatro y acueductos. Su ubicación estratégica y su condición de municipio de derecho latino le otorgaron un papel destacado en la provincia Bética. La importancia de sus ciudadanos se refleja en la monumentalidad de sus tumbas, testimonio de un urbanismo funerario que revelaba tanto poder como religiosidad.

Durante siglos, este espacio albergó enterramientos de diferentes clases sociales, desde modestos bustum (fosas para incineración directa) hasta majestuosos mausoleos familiares como el de Servilia. La construcción de la muralla romana en el siglo II conllevó la destrucción parcial del conjunto y la reutilización de materiales funerarios en sus muros. Aun así, gran parte de su estructura se conserva y ha sido objeto de estudio y restauración.
Tipologías de enterramiento: Un reflejo de la jerarquía social
La variedad arquitectónica de la necrópolis revela mucho sobre la estructura social de la Carmo romana:
- Bustum: Fosas simples donde se depositaban directamente las cenizas tras la incineración. Eran comunes entre las clases populares y carecían de elementos decorativos.
- Ustrina: Espacios destinados exclusivamente a la cremación del cuerpo antes del traslado de las cenizas al enterramiento definitivo.
- Tumbas de sillar: Cámaras funerarias construidas con grandes bloques de piedra, utilizadas por familias acomodadas. Muchas de ellas estaban decoradas con pinturas murales o elementos arquitectónicos como frontones o columnas.
- Mausoleos: Estructuras monumentales que servían como panteones familiares. El más famoso es el de Servilia, que destaca por su planta circular y su elaborada decoración.
- Tumba del Elefante: Un monumento singular cuya función ha generado debate entre arqueólogos. Algunos lo vinculan con cultos orientales, como el mitraísmo, otros con funciones religiosas locales. Su iconografía y estructura la convierten en uno de los elementos más enigmáticos del conjunto.
Hallazgos arqueológicos destacados

Las excavaciones han revelado ricos ajuares funerarios: joyas, monedas, vidrios, cerámicas, esculturas, estelas inscritas e incluso restos de recipientes de plomo que contenían frascos de perfume o ungüentos. Estos objetos no solo cumplían funciones rituales, sino que también mostraban el estatus social del difunto.
Especial mención merecen los frescos que decoraban algunas cámaras sepulcrales, testimonios artísticos de gran valor que reflejan influencias del arte pompeyano. Las escenas representadas, en su mayoría mitológicas o simbólicas, buscaban acompañar al difunto en su viaje al más allá.
Entre los hallazgos más singulares están las urnas cinerarias de vidrio soplado, raramente conservadas, y las inscripciones funerarias que nos hablan de las profesiones, nombres y creencias de los habitantes de Carmona.
Valor turístico y cultural

El conjunto arqueológico de Carmona está abierto al público y gestionado por la Junta de Andalucía. Su recorrido incluye paneles informativos, zonas musealizadas, audiovisuales explicativos y reconstrucciones virtuales que permiten al visitante sumergirse en la experiencia del viaje funerario romano.
Además, el enclave cuenta con un pequeño museo donde se exponen piezas originales encontradas en las excavaciones, lo que enriquece la experiencia didáctica. Visitas guiadas, talleres escolares y actividades culturales contribuyen a la divulgación de este espacio, integrándolo en la oferta turística de Carmona.
Carmona complementa este atractivo con otros espacios patrimoniales como el Alcázar del Rey Don Pedro, la Puerta de Sevilla o el Museo de la Ciudad. El conjunto forma parte de la Ruta Bética Romana, un itinerario que conecta distintas ciudades de la antigua provincia romana, fomentando el turismo arqueológico y cultural.
Curiosidades y datos de interés
- La necrópolis fue descubierta de forma casual en 1881 durante unas obras de ampliación de una cantera.
- Algunas tumbas incluyen escaleras que permitían el acceso a los nichos subterrráneos, mostrando un sofisticado diseño arquitectónico.
- La ciudad de Carmona celebra anualmente jornadas de patrimonio y festivales romanos que revitalizan la historia local y promueven el conocimiento de su pasado.
Conclusión: Una joya de la Bética romana por descubrir
La necrópolis romana de Carmona no solo es un vestigio de la muerte, sino un homenaje a la vida de una comunidad compleja, romanizada y diversa. Visitar este lugar es asomarse a los rituales, a las creencias y al arte de una civilización que, pese al paso de los siglos, sigue hablándonos desde sus piedras sepulcrales.
Es también una oportunidad para reflexionar sobre la permanencia del legado romano en nuestra cultura actual y valorar la importancia de conservar y difundir nuestro patrimonio histórico.